sábado, 21 de junio de 2025

Así distribuyo mis tiempos de estudio
Cómo me acomodo para estudiar cuando los días solo tienen 24 horas


Apenas me queda tiempo entre las actividades del ministerio, los negocios y mi vida personal. No sé aún cómo dedico tiempo a esto de escribir. Lo que si sé es el por qué: Escribo para tener claridad mental respecto a los temas que vivo y que trato con la iglesia.

Por lo cual verás temas muy variados. Nidos revoloteados que se atoran en una rama o en otra de mi cabeza. Pero escribo para aprender. Tú podrías aprender conmigo.

Hola, soy Abel. Soy misionero rural y escribo sobre un estilo de vida sencillo, entregado a la misión de Dios. Suscríbete para recibir artículos como este directo en tu bandeja de entrada.

Con tan poco tiempo, debo de ser preciso en mis horas de estudio. He desarrollado un sistema (que pongo más o menos en práctica) para estudiar todo lo que mi ministerio y mi alma necesitan.

Ya te cuento las distintas formas en las que estudio en el día. ¿Vamos?

1. Lectura y memorización de la Biblia: en la mañana

Duración: 1 hora

Es el tiempo más importante. Cuando mi corazón anhela al Señor esta parte me llama más que cualquier otra cosa. A veces quiero solo leer la Biblia y meditarla. En esto he obtenido el mejor provecho espiritual. Cuando uso de este tiempo se nota en mi vida, mis actitudes y mi carácter, y cuando no también.

En sí no es tiempo de estudio, solo de lectura. La diferencia radica en que tiene un tinte devocional. No pretendo desentrañar los secretos de algún texto con exégesis rigurosa. Pido al Señor que me ayude a deleitarme en Él. Solo leo y memorizo.

Leo grandes porciones de la Biblia. Aquí es el momento perfecto. Algunos dicen que es mejor leer un texto pequeño y meditarlo mucho. A mí me gustan ambas. ¿Alguna vez has leído todo Salmos en un día? Yo no… pero sí en dos. Es un deleite. Hay algo en leer grandes porciones que jamás encontrarás leyendo un extracto aquí y allá.

Después de leer, tomo notas. Nada sofisticado. Cuál es la unidad de todo lo que leí. Qué dice el autor. ¿Cómo conecta con Cristo y, a través de Él, con mi vida? También regreso a alguna porción que me atrapó y la medito un ratito.

Entonces, memorizo una porción de versículos del día siguiendo un método que te contaré en otro post. Tomo 3 ó 4 versos, no más. Así me aseguro de tener algo en mi mente que masticar durante el resto de la jornada.

Ese es mi tiempo con la Biblia sin las botas puestas (como lo llamaría Paul Washer); es decir, no es trabajo, solo disfrutar. Para la siguiente forma de estudio sí que me pongo las botas.

2. Estudio de un pasaje de la Biblia: en la noche

Duración: 3-5 horas

Un pasaje es un pedazo de texto de la Biblia que voy a predicar en el sermón del domingo. Es un estudio más técnico. Procuro disfrutarlo en todo el proceso, aunque algunas partes pueden ser más tediosas. Es donde he llegado a pasar más horas absorto.

Suelo utilizar entre 15 y 30 horas a la semana. Muy resumidamente, lo hago así:

  • Leo: Leo el libro completo donde se encuentra el pasaje (ej. Marcos) sin detenerme. No hago notas, no medito en detalles. Vista de ave. Entonces, lo vuelvo a leer esta vez tomando notas y reviso algunos comentaristas para reforzar. Luego leo el pasaje repetidas veces (ej. Marcos 6:45-56). A veces usando diferentes versiones para contrastar los matices entre una y otra. Entonces escribo mi primera impresión de lo que creo que es la idea principal.
  • Observo: Establezco el contexto inmediato, histórico-cultural, contexto del libro y de toda la Biblia (debes entender el pasaje a la luz de su contexto). Luego, investigo términos que no entiendo. Determino palabras clave y estudio el original (griego o hebreo). Después la gramática, cuáles son los verbos principales, conectores, etc., y analizo el argumento lógico o narrativo (según si es prosa o narrativa), y finalmente exploro las emociones del autor al escribir, de los personajes de la historia, y de los lectores originales y las mías al leer.
  • Interpreto: Hago preguntas al texto de todo lo que leí. Preguntas de qué, quién, cuándo, dónde, por qué y para qué. Ahí determino la idea o propósito del autor al escribirlo. Este es el significado y es la parte más importante hasta aquí. Con ello, hago una reflexión teológica, buscando conexiones con el evangelio, viendo lo que dice sobre Dios, y buscando doctrinas importantes a tratar.
  • Aplico: Pienso en las implicaciones que esta idea tiene en mi vida y la de la iglesia. Si eso que leí es verdad, cómo se extiende a mi propia vida. Entonces establezco aplicaciones prácticas, acciones específicas o cambios que demandan el entender esta verdad.

Intenté ser conciso. Es un trabajo arduo. Pero a eso me llamó el Señor. Ver a Dios obrar en eso 45 minutos cada domingo hacen que valgan la pena las 30 horas de estudio de la semana.

Pero no solo está el estudio del pasaje. Cuando predicas a una congregación es importante también tratar muchos temas.

3. Estudio de temas: tras la lectura matutina 

Duración: 1 hora

Es ideal predicar la Biblia pasaje por pasaje, pero también necesito tratar temas específicos. El primero es la dieta regular, el segundo las vitaminas que tomas cuando hace falta.

Utilizo mi temario para seleccionar un tema general sobre el cual tratar. Organicé ese temario cuando empecé a pastorear. Lo puedes encontrar en mi blog. Utilicé varias teologías sistemáticas y temarios como el de Coalición por el Evangelio. Es una guía para saber qué temas necesita escuchar la iglesia.

Los temas que aparecen ahí son “temas generales”. Abrigan dentro de ellos muchísimos temas específicos. Después de seleccionar el tema general, hago una lista de temas específicos que se relacionan con él.

Ejemplo, tomo “La paciencia” (tema general) y hago una lista como: “¿Qué rol juega la paciencia en la salvación?”, “¿Cómo aprendo a ser más paciente?”, “¿Qué beneficios produce el ser paciente?”, “¿Por qué ser paciente es tan difícil"?”, etc. Puedes sacar mucho material para estudio de esta manera.

Te cuento...

¿Qué estoy escuchando ahora?

Tienen que Saber, de Steve Green


Después de que tengo los temas específicos, junto una lista de lectura: de versículos, de artículos y libros. Suelo leer primero los artículos y libros para que me ayuden a encontrar versículos que hablen al respecto.

Los leo y tomo notas usando el sistema de Jordan Peterson descrito en su Guía para Escribir Ensayos. Una vez que tengo los versículos para cada tema tomo el tiempo de estudiarlos individualmente y entender lo que cada uno dice en su contexto.

Es entonces cuando organizo el material a escribir. Agrupo los temas específicos en series para enseñanza bíblica, ensayos y artículos. Todo sale de un mismo estudio inicial. Es trabajo, pero procuro ser eficiente y hacer más con menos.

Así, cada vez que trato un tema general, me da mucho material de donde echar mano. Por eso puedo escribir en este blog. Si no ya habría renunciado porque mi ministerio en la iglesia es primero.

Pero como queda mucho tiempo libre (sarcasmo)… aún hay más que estudiar.

4. Lectura de un libro y artículos: a lo largo del día

Duración: 1-2 horas

Procuro mantenerme siempre leyendo un libro. No tengo horario. Cuando estoy libre, tomo el texto o el kindle y devoro. Leo en promedio uno por semana. Prefiero géneros narrativos, aunque también leo libros teológicos.

Te cuento...

¿Libros que estoy leyendo?

El Aprendiz de Cabalista, de Cesar Vidal.

Cartas Desde mi Celda, de Gustavo Adolfo Bécquer

Soy muy selectivo. Me siento mal cuando leí algo que no me aportó nada. Por eso busco darte lo mejor que puedo :). Sé lo que se siente. Gracias por leerme.

Compartir Vida Cristiana en Misión

Así mismo, me enfoco en sacarle el mayor provecho. Antes buscaba rapidez para abarcar mucho. Ahora, leo más lento, pero aprendo más. Leo una porción más o menos grande. Después, con el libro cerrado, respondo a la pregunta: ¿qué acaba de decir el autor? Y lo escribo junto con algunas ideas que ya tenía yo sobre el tema para complementar e interiorizar lo aprendido. Esto con narrativa y prosa. Aún tengo frescas las conclusiones de libros que leí el mes pasado.

En el caso de artículos, tengo poco leyéndolos. Me parecían una pérdida de tiempo. ¿Para qué si puedo leer un libro completo? Pero ahora, veo el valor que tienen. Más cuando son profundos y extensos. Algunos son libros resumidos. Una joya.

Afiné ese gusto aún más en Substack. Es una red social para escritores. Pero la mayoría solo los escaneo (completos, pero en lectura rápida), y a los que contienen información relevante les aplico el sistema de notas.

No había pensado en escribir un artículo sobre los autores de blog que sigo dentro y fuera de Substack. Después te los comparto, si quieres :).



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jueves, 12 de junio de 2025

Cómo Desarrollar Temas Evangelísticos (Parte 1) Una guía para saber lo que vas a decir (sin decir siempre lo mismo)


Hola, quiero ayudarte a hacer muchos discípulos de Jesús. Imagina un ejército de adoradores en espíritu y en verdad, a quienes tú ganaste para Cristo. Para ello necesitas predicarles el evangelio.

El evangelio es uno y no cambia. Jamás dejaremos de difundirlo. No importa que a alguien le parezca aburrido, porque es el poder de Dios para salvación a todo aquel que cree.

Sin embargo, no siempre tenemos que usar el mismo discurso rayado. De hecho, si lo predicamos bien no suele aburrir, más bien (ya sea) enojar o convertir.

Primero, porque el evangelio es multifacético: significa que puede estudiarse desde diferentes ángulos y jamás nos lo acabaremos (hablaré de las facetas del evangelio en otro artículo).

Segundo, porque evangelizar es también hablar de lo que ese mensaje implica en las diferentes áreas de la vida. Si el evangelio tiene que ver con toda nuestra vida, entonces ¿te imaginas cuántos temas podemos usar de base para predicarlo?

En esta guía no te daré temas específicos. Pero ¿Te imaginas preparar tus propios temas para evangelizar? Yo sí te imagino. Así que, te comparto dos estructuras que puedes usar para desarrollar un tema por ti mismo (y dos más en el post que viene). Míralas como un mapa mental que te indica lo que vas a decir. Vamos pues.

1. A partir de un problema de la vida.

Esta estructura parte de un problema o situación de la vida de tus oyentes. Todos los problemas se relacionan con el evangelio de una u otra manera, y la gente tiene muchos problemas. O sea, la lista se vuelve casi infinita.

Para darte ejemplos, puedes hablar de temas como la tristeza, la soledad, la familia, la injusticia en el mundo, la alegría, las responsabilidades del trabajo, los bienes materiales. Todos sirven como un buen punto de partida, porque el evangelio soluciona, responde o reivindica todos estos problemas.

La forma de utilizarlo es sencilla, pero poderosa:

  1. Abordas el problema o situación de la vida, su causa (el pecado) y consecuencia (castigo eterno).

  2. Expones un atributo de Dios que se relaciona o contrasta con el problema.

  3. Presentas la solución que ofrece el evangelio de Cristo.

  4. Lo invitas a arrepentirse y creer el evangelio.

Una introducción intrigante

Agrégale una breve introducción y ya tienes un mensaje bíblico qué compartir. Tengo preparada una serie sobre “cómo preparar un sermón” en donde profundizo acerca de las introducciones. Pero a grosso modo: busca que enganche.

Para enganchar debes despertar una duda. Así se genera intriga, suspenso o curiosidad (como prefieras llamarlo). Eso retendrá a tu oyente. Solo que siempre resuelvas esa duda en el desarrollo del mensaje.

Puedes plantear la duda como una pregunta, o contar una historia que la genere, o una frase potente o polémica que la despierte.

¿Qué puede ser? Bueno, con esta estructura es fácil. Usa el problema de la vida que seleccionaste. Si hablas sobre “Relaciones rotas”. Puedes preguntar:

Si contamos a los amigos en toda su vida que jamás le han decepcionado o traicionado, ¿juntaría más de 100? ¿De 50? ¿De 10? La realidad es que vivimos en un mundo de relaciones rotas. Pero hoy usted puede iniciar una relación personal con alguien que jamás le va a traicionar.

No tiene que ser muy sofisticada. Pero púlete lo más que puedas y sé breve. Este es el punto donde ganas o pierdes el interés de de tus oyentes, y sin interés no te escucharán.

Ejemplo:

TÍTULO: ¿Cómo lidiar con la incertidumbre de la vida?

  • Intro

No quiero inquietarte con estas preguntas, pero son interesantes: ¿Sabes la fecha en que morirás? ¿Sabes cómo va a suceder? (Esperas a que respondan). Bueno, ¿sabes si vas a morir o no algún día? Así es, ¿no es lamentable que todo en la vida es incierto menos que vamos a morir?

  • Problema: Todo en la vida es incierto, menos la muerte porque somos pecadores (Santiago 4:13-14; Hebreos 9:27). ¿Y a dónde irás cuando mueras? (Romanos 3:23; 6:23).

  • Doctrina: Dios nunca cambia y siempre cumple lo que promete. Por eso nos tiene misericordia y paciencia (Malaquías 3:6; 2 Pedro 3:9). Pero prometió también castigar a quien no se arrepienta (Ezequiel 18:4).

  • Solución: Las promesas de Dios se cumplen solo mediante Jesús (2 Corintios 1:25). Él no cambia y te prometió salvación del pecado y vida eterna (Hebreos 13:8; Juan 3:17; 6:47)

  • Invitación: Dios no cambia, pero tú y yo tenemos que cambiar nuestro pecado por Dios, eso se llama arrepentirse. Debes arrepentirte y creer solo en Jesús para que te salve y recibas la promesa de vida eterna. Puedes tener certeza de eso. ¿lo harás?


Te explico a detalle los pasos.

Paso 1: Hablas del pecado y de sus consecuencias.

El pecado causa todos los problemas del mundo. Suena polémico, lo sé. Pero sigue leyendo.

No me refiero a que cada problema que tengas sea porque hiciste algo malo. Pero todo lo negativo del mundo es consecuencia finalmente de la maldición por el pecado de nuestros primeros padres: Adán y Eva (personas reales).

Pero no solo ellos pecaron, también nosotros. Sí, muchos problemas que tenemos sí son debido (llamémosle si quieres) a malas decisiones, ya sean nuestras o de otros (o ambas).

El pecado trae consecuencias. La consecuencia final es el castigo eterno.

El infierno es real, concuerda con la lógica*, y debemos advertir sobre su peligro inminente como Jesús lo hizo.

*Nota: Trataré la lógica detrás de la idea del infierno en otro post, ¿te gustaría leerlo?

Paso 2: Contrastas el problema con los atributos de Dios.

Si hablamos de nuestro pecado, Dios es santo; si de nuestra tristeza, Dios es consolador; si nuestro odio, Dios es amor; si nuestra inmoralidad, Dios es puro; si nuestro rencor, Dios perdona; si nuestra vida es corta, Dios es eterno; si la vida cambia, Dios no.

Este punto es fundamental porque, piénsalo, TODOS sabemos que somos pecadores. Conozco a muy pocos que niegan esta verdad tan evidente. Pero, aunque todos lo sabemos, parece importarnos poco.

Pero, cuando entiendes la santidad de Dios (y su lógico odio por el pecado), entiendes la gravedad de tu situación. Tampoco consuela refugiarte en Dios si no sabes que Él es infinitamente bondadoso. Pero tu perspectiva cambia cuando conoces a Dios y sus atributos.

Paso 3: Presentas a Cristo como el único que puede salvar al pecador y acercarlo a Dios.

Cuando eres inconverso, no importa si Dios tiene la respuesta a tu problema. No la vas a recibir porque no puedes acercarte a Dios, ni tampoco quieres.

Eso resulta chocante, lo sé. Pero es así. La Biblia lo deja claro ¿La solución?

Comienzas a buscar realmente a Dios solo (SOLO) cuando Jesús te salva y te hace una nueva criatura.

No antes. Antes no. Nunca. Jamás. Si lo sé: deseo dejar claro el punto.

Entonces, cuando Jesús te limpia de todo tu pecado con Su sacrificio*, es cuando puedes acercarte al Dios santo. ¿Ves que el pecado es grave? Jesús tuvo que morir para rescatarte

*Nota: abajo explico qué tiene que ver el sacrificio de Jesús contigo.

Paso 4: Haces un llamado a la acción (como dijera un bloguero).

Invítalo a dar el paso de fe, a tomar una decisión*. ¿Cuál? Obedecer a Jesús o ignorarlo. Él dijo: “Arrepentíos y creed en el evangelio” (Marcos 1:15) Así que, crees el mensaje de Jesús o lo desprecias. No hay término medio.

*Nota: no creo en el decisionismo, la obra es de Dios de principio a fin. Pero también que somos responsables de nuestras decisiones y debemos responder cuando Él llama.


Bien, pasemos a la siguiente estructura para que pronto puedas armar un tema por ti mismo.

2. Desde una doctrina o atributo de Dios

La lógica es exactamente la misma (no tenemos que repetir todo). Pero ahora, en lugar de un problema de la vida, partirás de una doctrina (significa enseñanza) o atributo de Dios. Bastante sencillo, ¿no? El evangelio es sencillo.

“No es que el evangelio sea difícil de entender intelectualmente, más bien es que es imposible que el corazón depravado lo acepte” —Sinclair Ferguson.

Ahora bien, si teníamos temas de sobra partiendo de un problema de la vida, ¡imagínate si hablamos del Dios infinito! Como dijo Pablo:

"¡Oh profundidad de las riquezas de la sabiduría y de la ciencia de Dios! ¡Cuán insondables son sus juicios e inescrutables sus caminos! Porque ¿quién entendió la mente del Señor? ¿O quién fue su consejero?" (Romanos 11:36).

En muchos sentidos, hablar del evangelio es hablar de Dios.

La diferencia con la estructura anterior es el orden. Aquí, planteas la pregunta desde una doctrina de Dios. Luego, contrastas con la situación del hombre (el problema), y finalmente, lo relacionas a la persona y obra de Cristo (la solución) y cómo debemos responder (la invitación).

¿Por qué no usar solo la estructura anterior? Las doctrinas despiertan interés en los que no conocen de la Biblia. Imagina que comienzo diciendo: ¡Si Dios es bueno, tiene que castigar al pecador! Por supuesto, eso suena intrigante.


¿En sí qué es el evangelio?

Antes de concluir, aclaremos este asunto. ¿Habías pensado en esta pregunta? Te dicen: evangeliza, evangeliza. ¿Pero te han dicho cuál es el contenido de ese mensaje que llamamos evangelio?

Algunos dicen que toda la Biblia es el evangelio. De alguna manera, sí; pero no. La Biblia lo contiene y lo anuncia en todas sus páginas, pero no es en sí el evangelio.

Otros, que el evangelio son 4 verdades fundamentales: el pecado, la consecuencia, la solución y la invitación. Pero, aunque (lo habrás notado) las incluyo en la estructura para predicarlo, esas verdades tampoco son en sí el evangelio (si no implicaciones).

Sin más preámbulos:

El evangelio es el mensaje o la buena noticia (del griego evangelion) que nos cuenta Quién es Jesús y lo que vino a hacer para salvarnos de nuestros pecados.

¿Quién es? 

Jesús es el Hijo de Dios; por tanto, es Dios: Dios, el Hijo. El cual se hizo hombre. No dejó de ser Dios verdadero, pero comenzó a ser verdadero Hombre.

¿Qué hizo... hace y hará?

Como hombre, vivió una vida perfecta en obediencia a Dios el Padre*: una vida que nosotros debimos haber llevado. Él cumplió la ley que Dios nos encargó que cumpliéramos nosotros. Fue completamente justo y sin pecado, cada segundo de Su vida.

*Nota: Dios subsiste en tres personas, pero es un solo Dios; lo cual llamamos la doctrina de la Trinidad.

Después de vivir así, murió como un criminal en una cruz. Hubo una razón, Dios estaba cargando en Él, el pecado de todos nosotros (Isaías 53); nunca conoció pecado, pero ahí Dios “por nosotros lo hizo pecado, para que nosotros fuésemos hechos justicia de Dios en Él” (2 Corintios 5:21). Murió como un malhechor, aunque nunca lo fue.

Todo eso lo hizo como hombre, fue nuestro representante con Su vida perfecta, y nuestro sustituto en el castigo. Vivió como nosotros debimos haberlo hecho. Luego, recibió lo que nosotros merecíamos: la muerte.

Ahora, como Dios, tiene el valor intrínseco suficiente (infinito), para que Su sacrificio por nosotros valiera de algo. De nada sirve que yo dijera a Dios que me castigara a mí en tu lugar, porque me diría: paga primero tu cuenta, ya tú tienes una deuda qué saldar, ¿cómo pagarás por otro?

Pero si un ser infinito, y además perfecto, muere en tu lugar, valdrá lo suficiente para pagar tu deuda infinita por ofender a un Dios infinito ¿quién será que puede salvarnos?

He ahí al Hijo de Dios, perfecto, tiene todo lo necesario para hacer el trabajo. Puso su valor como garantía por mí. Por eso mi corazón se derrite y mis ojos se inundan al pensar en cuanto me ama.

Finalmente, resucitó. Con lo cual venció a la muerte que te amenazaba y confirmó las promesas que te había hecho: perdón y vida eterna. Sus discípulos lo vieron, es histórico; y después de 40 días ascendió al cielo, de donde regresará para restaurar la creación y para que estemos con Él por siempre.

Así que te resumo:

El evangelio es la historia de Jesús, el Hijo de Dios que se hizo hombre para vivir, morir y resucitar por ti. El cual vendrá para restaurar la creación por completo, librarla de todo el mal, y para que disfrutemos con Él por la eternidad.