miércoles, 20 de septiembre de 2023

Aprendiendo a reconocer la idea central de un texto

 


¿Qué harías si un día te piden recoger a una persona en el aeropuerto internacional de Houston, y llegando ves cientos de rostros moviendose de aquí para allá, y toda la información que te dieron fue que a quien tú buscas es hombre y tiene cachucha? ¿Sería un lío no? Ahora experimentas un poco lo que sienten muchos jovenes predicadores a quienes les piden que encuentren la idea principal de un texto bíblico, pero al no saber cómo es que luce una idea, no tienen ni idea de cómo reconocerla en el texto.

Entonces, aprender a identificar una idea se vuelve muy importante para entender cualquier escrito. De hecho, no solo sucede con la escritura, abarca todas las áreas del conocimiento. La palabra idea en sí viene del término griergo “eido”, que significa “ver” y, por consiguiente, “conocer” (por eso cuando entendemos una nueva idea decimos: “¡Claro, ya veo lo que quieres decir!”). Es decir, no podemos conocer si no es por medio de ideas. Sin la habilidad de reconocerlas, seríamos como bestias que viven solo por impulsos, que no llegan a entender aquello que viven. Como escribió Haddon W. Robinson: “A través de las ideas damos sentido a las partes de nuestra experiencia”.

¿Cómo identifico la idea del texto?

Aunque a veces las ideas son difíciles de expresar, el predicador siempre debe saber cómo hacerlo, pues si una idea no se expresa en palabras, no puede ser transmitida. Y un predicador que no sabe cómo transmitir sería como un cantante que no sabe cantar, o un chef que no sabe cocinar. Y para ello, primero debe saber reconocerlas. Por eso te presento cuatro aspectos que debes conocer de la idea para saber cómo identificarla en un texto.

1) Su función en la comunicación

La idea es la unidad básica del pensamiento, así como la célula es la unidad básica de la vida. Según un sitio web del gobierno de Canarias, la célula “es la parte más simple de la materia viva capaz de realizar por sí misma las funciones vitales básicas de los seres vivos”; de la misma manera, la idea es la parte más simple del pensamiento, capaz de realizar por sí misma las funciones básicas de la comunicación. Dicho de otra manera, podemos comunicar pensamientos solo a partir de ideas. Y repito, sólo a partir de ideas.

Antes dije que debemos saber expresar las ideas con palabras; pero no debemos pensar que las palabras por sí mismas comunican pensamientos. Los pensamientos se mueven al nivel de las ideas, no de las palabras. La única manera en que una palabra comunique pensamientos es que la relacionemos con alguna idea. Por ejemplo, la palabra "viene", no dice nada por sí misma; pero si la relacionamos con la idea completa "alguien viene hacia acá", o "ya viene la persona que estamos esperando", entonces la palabra adquiere significado. Para comunicar pensamientos necesitamos que las palabras formen ideas.

Para ilustrarlo, si nuestra mente es un arma, las palabras son pólvora, pero la idea es la bala. No creo que arrojar pólvora con la mano sobre alguien le afecte mucho; pero si metes la pólvora en una bala bien diseñada y la disparas con el arma de tu mente, lograrás un gran efecto.

Si nuestra mente es un arma, las palabras son pólvora, pero la idea es la bala.

Así que, no importa si tienes un vocabulario extenso o si sabes leer 1,500 palabras por minuto; si no sabes reconocer las ideas que estas forman, no adquirirás ningún conocimiento.

Ya veo —pensarás—, “ya voy agarrando la idea”, ¡pero aún no sé cómo reconocerla! Tranquilo, ya por lo menos sabes que debes buscarla entre ese montón de palabras sin sentido. Ahora pasemos al segundo aspecto que debes saber de la idea para saber cómo identificarla en un texto.

2) Su significado

Aunque podríamos acudir a la RAE, o a otros diccionarios. Prefiero darte una definición más sencilla. En palabras simples, la idea es lo que estás diciendo acerca de algo. En todo tipo de comunicación, desde el artículo de blog más breve, hasta el discurso más elaborado, todo finalmente se reduce a compartir y desarrollar una idea. El autor dice algo acerca de algo. A su vez, todo lector eficaz sabe que si un libro es bueno, aunque contenga muchas páginas, su contenido debe poder expresarse en unas cuantas palabras: una sola idea.

Existen diferentes términos para referirse a ella. Algunos la llaman concepto, punto, proposición, afirmación, enunciado, premisa, etc. Si bien, cada uno puede usarse en diferentes contextos, todos son sinónimos para referirse a lo mismo. Lo importante es que si escuchas a alguien más usando alguno de esos términos sepas que está hablando de lo mismo.

Ya que definimos el asunto, pasemos a entenderlo de una manera más práctica. El tercer aspecto de la idea que necesitamos para saber identificarla se refiere a...

3) Las partes que la componen

Una idea se compone de tema y complemento. El tema te dice acerca de qué está hablando la idea, y el complemento te dice qué está diciendo acerca del tema del que está hablando. Por ej., en la frase: "la oración del cristiano hace la diferencia", el tema del que se está hablando es: "la oración del cristiano"; mientras que el complemento sería "hace la diferencia", pues eso es lo que la idea nos está diciendo acerca del tema.

Tal vez esto nos recuerda a nuestras clases de español de la escuela. Ahí nos enseñaron que una oración se compone de sujeto y predicado (el sujeto lleva a cabo la acción y el predicado es la acción que lleva a cabo el sujeto). Pues bien, una idea en la comunicación equivale a una oración en la gramática. El tema equivale al sujeto, y el predicado al complemento. De hecho algunos predicadores usan la palabra “sujeto” para referirse al tema del pasaje. Aquí es importante resaltar que una oración gira al rededor de un verbo principal, lo mismo que la idea. Para encontrar ideas servirá identificar esos verbos principales que unen el tema con el complemento.

Ahora bien, si le cambiamos el complemento a un tema, terminamos con una idea completamente diferente. Por ej. (tomando el tema del ejemplo de arriba): "La oración del cristiano es una virtud que Dios otorga". En ese caso el tema se mantuvo y ,por tanto, guarda relación con el primer ejemplo (”la oración del cristiano hace la diferencia”), pero al sustituir el complemento, la idea sin duda cambió.

Por ello, ambas partes son indispensables. Para que una idea esté completa deben estar presentes ambas; si alguna de las dos falta, no hay una idea que expresar. No puedo llegar con alguien y decirle: "la oración del cristiano", porque me dirá "¿qué hay con eso?" (falta complemento). Y si solo le recito: “hace la diferencia”, me dira “¿de qué me estás hablando?” (falta el tema). Repito, una idea está entera solo si tiene tema y complemento.

Ahora pasemos al último aspecto de la idea que debes conocer para identificarla en un texto, pero que vuelve el asunto más complicado.

4) La forma que toma en el texto

Si todas las ideas se expresaran de forma sencilla como los ejemplos anteriores, sería bastante fácil reconocerlas. Sin embargo, no suele ser así. Al enfrentarte a un texto para entenderlo, encontrarás muchas veces que no hay una oración que te indique la idea principal. Un ejemplo es el Salmo 117:

“Alabad a Jehová, naciones todas; pueblos todos, alabadle. Porque ha engrandecido sobre nosotros su misericordia, y la fidelidad de Jehová es para siempre. Aleluya”.

Podríamos pensar que el tema principal de ese texto es “alabar a Jehová”, pero eso sería demasiado amplio, porque el salmo no habla todo lo que tiene que ver con alabar a Jehová. Entonces, si es más específico ¿podría ser acerca de “la fidelidad de Jehová”? Bueno, no; porque ese tema no encierra todas las partes del texto, no puedes usarlo como un elemento unificador porque sencillamente el énfasis del texto no está ahí. Un tema principal más adecuado (aunque, como dijimos, no se encuentra explícito) es “La razón por la que todos deben alabar a Jehová”. Ese tema conecta dos ideas del texto: 1) porque su misericordia es grande y, 2) porque Su fidelidad es eterna. Con ese tema cada idea se unifica dentro de un todo coherente, y las ideas completas quedarían como sigue:

1) La razón por la que todos deben alabar a Jehová es Su gran misericordia

2) La razón por la que todos deben alabar a Jehová es Su fidelidad eterna

De modo que un tema debe ser tan específico que detalle exactamente lo que el autor está diciendo y nada más, y tan amplio que no deje fuera ninguna de las partes del texto.

Para esto debes aprender a tomar en cuenta el contexto literario e histórico, la gramática, la estructura o flujo de pensamiento, y cuantas herramientas te sirvan para encontrar un tema que (puedes estar seguro) no te estará esperando en la superficie.

Conclusión

Ahora que ya has aprendido un poco más del asunto, no te detengas. Hazte experto en entender la idea: Su función en la comunicación, su significado, las partes que la componen y la forma que toma en el texto. Como un cazador, mantente alerta y cuando veas su silueta entre los matorrales de palabras, captúrala sin más. Recuerda que jamás llegarás a penetrar en el pensamiento de ningún autor a menos que sepas identificar los conceptos que sus palabras articulan.

jueves, 7 de septiembre de 2023

Cómo entender la Biblia por mí mismo



Estás en el culto dominical. El pastor está enseñando un mensaje asombroso. Observas impresionado cómo saca de un versículo que tú ya habías leído, tantas delicias que jamás pensaste que estuvieran ahí. Tú corazón arde con las verdades del evangelio y llegas a tu casa ansioso de aprender más de tu Biblia. Abres las Escrituras pero, tras un poco de lectura... El raudal de bendiciones se secó, no entiendes nada.

Esta situación se repite en muchos cristianos, quienes han adoptado una cultura pasiva en cuanto a entender la Biblia. Entienden solo lo que el pastor les explica en el sermón. Esto no es bueno. Sin duda, los sermones predicados cada domingo son esenciales, pero no debemos ser conformistas y perezosos para entender la Biblia de una forma personal. Si estás leyendo esto, talvez te encuentres en ese grupo. No estoy diciendo que seas perezoso, pero te invito a que no permitas que tu situación te haga caer en un estado pasivo, aprende a estudiar por ti mismo la Biblia.

Cuatro claves para entender la Biblia por ti mismo

2 Pedro 1:20 dice: "Entendiendo primero esto, que ninguna profecía de la Escritura es de interpretación privada"; esto significa que no hay algo que impida que cada cristiano se deleite en su estudio bíblico personal. No es para una élite bien instruida, sino para el pueblo; es para ti. Así que debes avanzar ya al objetivo de entender la Biblia por ti mismo. Estas son cuatros claves que necesitas para lograrlo.

1) Busca la guía del Espíritu Santo

La guía del Espíritu Santo es esencial para entender las Escrituras. La Biblia es la Palabra de Dios; por tanto, es un asunto espiritual. 1 Corintios 2:14 afirma que "el hombre natural no percibe las cosas que son del Espíritu de Dios, porque para él son locura, y no las puede entender, porque se han de discernir espiritualmente". Entonces, a menos que tengas Su guía, jamás obtendrás beneficio alguno de ella. ¿Significa que si Dios no me muestra no podré entender? Exactamente. Eso te guía a una dependencia total en Dios.

La Biblia incluso nos retrata como seres cuyo corazón está en total oscuridad hasta que "Dios, que mandó que de las tinieblas resplandeciese la luz, resplandece en nuestros corazones" (2 Corintios 4:6a, énfasis añadido). Es entonces cuando somos iluminados y podemos ver "la gloria de Dios en el rostro de Jesucristo" (2 Corintios 4:6b, énfasis añadido), y esto sólo a través de la Biblia.

Además, el Espíritu Santo se encarga de mostrarte a Cristo en las Escrituras; es Su labor, Su enfoque, Su especialidad (Juan 16:14-15). Mientras lees a solas, Él es tu Maestro y Guía, lo cual es muchísimo mejor que si tuvieras cualquier otro maestro. Piénsalo, siendo omnipresente, Él estuvo ahí, cuando Jesús enseñaba, estuvo ahí cuando Jesús moría y, también, cuando Jesús resucitaba; Él es el testigo de mayor confianza. Él se encargó de revelar el Libro que tienes en tus manos, y sin duda te hará sabio para entenderlo. Solo reconoce que dependes de Él.

Te recomiendo comenzar tu lectura con una oración. Pídele al Espíritu que te hable y te ayude a entender. Confía en Él y verás como comienzan a tomar forma esas palabras sin sentido, tal como lo dice Salmos 119:18: "Abre mis ojos, y miraré las maravillas de tu ley".

Ahora bien, confiar en el Espíritu es lo primero, pero esa fe es algo que necesita ejercitarse. Eso nos lleva a la segunda clave que necesitas para entender la Biblia por ti mismo.

2) Léela constantemente

El autor del Salmo 119 sentía un deseo ardiente por entender las Escrituras, es por eso que en el versículo 20 expresa su sentir de la siguiente manera: "Quebrantada está mi alma de desear tus juicios en todo tiempo" (énfasis añadido). Cuando realmente deseas entender la Biblia, confiando en el Espíritu, nada te detendrá: ni si quiera el que no la entiendas al principio. Tu deseo por entender la Biblia debe llevarte a tomarla enserio, y leerla "todo el tiempo". 

Tal vez ahora no tienes la costumbre de leer. Se te hace pesado y agotador. Después de unos minutos tus parpados pesan como acero y ni si quiera logras entender lo que estás leyendo. ¡Pero es normal al principio! La buena lectura es un hábito que se desarrolla con el tiempo. Se dice de las antiguas catedrales, que tomó años el construirlas. Los artesanos que las comenzaban sabían que no verían la obra terminada, pues era algo que tardaba generaciones. Esto no los desanimaba de trabajar diariamente, durante años en ella; pues lo hacían con la esperanza de que sus nietos o bisnietos algún día la disfrutarían. Yo me pregunto si conocer a Dios por medio de la Biblia no es más importante que construir una catedral. ¿No merece que cada día tomemos un tiempo para leerla aunque al principio nos resulte cansado? La práctica hace al maestro, dice un refrán. Roma no se construyó en un día, dice otro. Necesitarás paciencia y dedicación, un paso a la vez, para ir entendiendo poco a poco lo que Dios quiere hablarte.

En este punto te darás cuenta de que se requiere un sacrificio: no sólo leerás cuando tienes ganas, lo harás a cada momento que haya oportunidad. En ocasiones requerirá que te apartes un poco de las personas para estar a solas con Dios. Otros seguirán sus asuntos como si no hubiera eternidad, pero tú meditarás en la Biblia como si no existiera nada más. Aún tus problemas tomarán un plano secundario, como lo ilustra el salmista: "Príncipes también se sentaron y hablaron contra mí; mas tu siervo meditaba en tus estatutos, pues tus testimonios son mis delicias y mis consejeros" (Salmos 119:23-24). ¡Que el mundo siga rodando! Pero tú permanece constante en Su Palabra.

Si lees la Biblia constantemente, en algún momento comenzarás a notar que entiendes cosas que antes no. Hazlo de día y de noche, y pronto verás el fruto (Salmo 1:1-3). Sin embargo, hay más. Otra clave para entender la Biblia es la siguiente.

3) Léela como un solo libro

La Biblia es mucho más que un libro, pero nunca es menos que un libro. Esta famosa frase nos recuerda que, aunque confiemos en que Dios nos guiará, debemos tratar la Biblia como trataríamos cualquier otro libro: con seriedad. No creo que exista algún lector de novelas serio que empiece a leer un libro desde la mitad, o por el último capítulo. Lamentablemente, si hay cristianos que abren la Biblia en alguna porción al azar y la leen sin preocuparse por su contexto. Leer así trae errores terribles, como sacar textos fuera de contexto, ¡para luego convertirlos en pretextos! Para entender un libro debemos leerlo completo. ¿De qué te sirve leer que al final el León mata a la bruja, y que los hermanos Pevensie se convierten en reyes y reinas de Narnia, si no leíste capítulos atrás que la bruja ya había matado al León, pero este resucitó para rescatar a toda Narnia de la maldición? Por eso mismo tampoco te emociona mucho leer cómo se describe el paraíso en Apocalípsis 21, si no entiendes que es una versión mejorada del jardín del Edén de Génesis 1 y 2, de donde habíamos sido expulsados por nuestros pecados, y que Jesucristo murió y resucitó para darnos la entrada a ese lugar mejor.

Además, la Biblia no es solo un libro que habla acerca de Dios, es una carta de amor escrita por Él para nosotros. ¿Puedes imaginar una joven enamorada leyendo una carta de su galán, pero tomando uno que otro renglón, y luego pensando que ya cumplió con su lectura del día? ¡Claro que no! Tomaría esa carta, y la leería de principio a fin, y luego la repetiría una y otra vez. Es así como debemos leer la Biblia, con amor y seriedad, como un solo libro.

Algo que te ayudará es recordar que "toda la Escritura es inspirada por Dios, y útil para enseñar, para redargüir, para corregir, para instruir en justicia, a fin de que el hombre de Dios sea perfecto, enteramente preparado para toda buena obra" (2 Timoteo 3:16-17). Es decir, necesitas toda la Biblia como Libro para vivir la vida cristiana, y no solo una parte.

No me malentiendas al pensar que debes leer toda la Biblia de seguido para poder entenderla. Eso no es lo que estoy diciendo. No conozco a alguien que haya terminado toda la Biblia en una sola leída, ¡porque es un libro grande! Solo digo que debes entenderla como un solo libro, entender aquello de lo que está hablando. Así pasamos a la última clave para entender la Biblia por ti mismo.

4) Entiende el tema principal

El tema principal de la Biblia es "La Redención del hombre a través de Jesucristo". Estaremos aprendiendo más sobre ese tema en el siguiente artículo. Sin embargo es bueno notar aquí que el foco de atención de toda la Biblia es la persona de Jesucristo.

Eso fue lo que Él mismo enseñó a Sus dos discípulos que iban camino a Emaús (Lucas 24:25-27). Ellos iban tristes, discutiendo sobre la inesperada muerte de Jesús tres días atras. El concepto de ellos era que Jesús redimiría a la nación de Israel de la tiranía romana como un Rey conquistador. Poco o nada sabían que Jesús, mientras moría, estaba conquistando reinos y potestades mucho más poderosas. El asunto es que en aquella tarde, mientras el sol se ponía, Jesús, “comenzando desde Moisés, y siguiendo por todos los profetas, les declaraba en todas las Escrituras lo que de Él decían” (v. 27, énfasis añadido). ¿Qué pasajes usó? ¿De qué forma lo aplicó a Su persona? ¿Qué palabras les dijo para que “sus corazones ardieran dentro de ellos? No lo sabemos. Desearíamos haber estado en esa hermosa tarde de primavera. Pero algo es claro: todas las Escrituras hablan de Jesús (es lo que Él dijo).

De hecho, cada libro da testimonio de Jesús de meneras distíntas. No podemos espiritualizar la Biblia (darle al texto otro significado que el que realmente ofrece) para tratar de hallar a Jesús en él. En esto, muchos han fallado, intentando encontrar a Jesús debajo de cada roca, detras de cada arbol o colina en las Escrituras. Jesús no se encuentra en cada versículo de la Biblia. Sin embargo, todos los libros de la Biblia sí dan testimonio de Él de distintas maneras. Todo apunta a Él y a Su obra suprema de redención.

Si no alcanzamos a ver esto, jamás lograremos entender la Palabra de Dios. Porque la Biblia es el libro que habla de Jesús. Jesús es el tema principal de la Biblia.

Conclusión

Si Cristo ya te salvó, sigue obedecer Su Palabra. No te conformes con escuchar el sermón una vez a la semana. Aliméntate diariamente de la fuente de gozo y poder de Dios. Mucho más, sabiendo que puedes entender por ti mismo la Biblia; sólo busca la guía del Espíritu Santo, léela constantemente, léela como un solo libro y recuerda que el tema principal es Jesucristo.